Hace unos años llegó a mis manos el libro Perdiendo la virginidad, de Richard Branson, el hombre que entre otros muchos negocios fundó la empresa Virgen Airlines. Aunque el título no es muy convencional, su contenido es altamente recomendado.
Este libro nos sirvió de tema de conversación con unos colegas y amantes de la lectura, con quienes entendimos que a veces tener acciones o ser propietarios de una empresa solo es un tema de papel.
Lo cierto es que en estas enriquecedoras páginas se cita un ejemplo de un propietario de una empresa que no cumplió con el protocolo de llegada para usar el servicio de un avión. Este ejecutivo tuvo un atraso en el tráfico que le hizo perder el abordaje. Al verse frente a este escenario le exigió a la encargada del vuelo que lo dejara abordar y ella no accedió. Ante esa respuesta, él con mucho ímpetu y tono abusivo se atrevió a cuestionarle ¿sabe quién soy yo? Ella no le respondió, le dio la espalda y para evadirlo subió el volumen del televisor que estaba en la sala donde se transmitía un noticiero. La sala se llenó de la información de las noticias.
Finalmente él perdió el vuelo, estaba dando brincos y gritos ante su frustración que pretendía descargar en la agente de la línea aérea, a pesar de que ella no tuvo la culpa del infortunio del tráfico.
Mientras el tiempo pasaba, el ejecutivo encontró en el mostrador el control remoto de la televisión, lo tomó y lo sujetó en sus manos mientras trataba de compartir su pesar con las personas que estaban en la sala, sin embargo, no pudo bajar el volumen pese a sus intentos.
Luego de unos minutos la agente de la aerolínea se le acercó al pasajero que continuaba visiblemente molesto, ella le extendió su mano cerrada de forma muy educada y la abrió mostrando el juego de baterías del control remoto.
Aquí surge mi primera pregunta del año a quienes dedican unos minutos de su tiempo a acompañarme estas líneas ¿qué quieres: las pilas o el control?
Tener un control impuesto, molesto, a la fuerza, sin diálogo, sin respeto, sin acierto, puede dar como resultado una baja de baterías en los mercados, países, personas, si por el contrario se sabe mezclar la energía con la puntualidad, los estándares y acertados protocolos quizá no perderemos el vuelo, la empresa, familias o el país.
Excelente 2024 y ¡ojo! aprendan a manejar el control con las pilas puestas.
Ahora si CaE.